jueves, 28 de agosto de 2008

Obdulio Varela, por Eduardo Galeano

Dos fragmentos El Futbol a sol y sombra de Eduardo Galeano

OBDULIO

Yo era chiquilín y futbolero, y como todos los uruguayos estaba prendido a la radio, escuchando la final de la Copa del Mundo. Cuando la voz de Carlos Solé me transmitió la triste noticia del gol brasileño, se me cayó el alma al piso. Entonces recurrí al más poderoso de mis amigos. Prometí a Dios una cantidad de sacrificios a cambió de que Él se apareciera en Maracaná y diera vuelta el partido.
Nunca conseguí recordar las muchas cosas que había prometido, y por eso nunca pude cumplirlas. Además, la victoria de Uruguay ante la mayor multitud jamás reunida en un partido de fútbol había sido sin duda un milagro, pero el milagro había sido más bien obra de un mortal de carne y hueso llamado Obdulio Varela. Obdulio había enfriado el partido, cuando se nos venía encima la avalancha, y después se había echado el cuadro entero al hombro y a puro coraje había empujado contra viento y marea.
Al fin de aquella jornada, los periodistas acosaron al héroe. Y él no se golpeó el pecho proclamando que somos los mejores y no hay quien pueda con la garra charrúa:
- Fue casualidad —murmuró Obdulio, meneando la cabeza. Y cuando quisieron fotografiarlo, se puso de espaldas.
Pasó esa noche bebiendo cerveza, de bar en bar, abrazado a los vencidos, en los mostradores de Río de Janeiro. Los brasileños lloraban. Nadie lo reconoció. Al día siguiente, huyó del gentío que lo esperaba en el aeropuerto de Montevideo, donde su nombre brillaba en un enorme letrero luminoso. En medio de la euforia, se escabulló disfrazado de Humphrey Bogart, con un sombrero metido hasta la nariz y un impermeable de solapas levantadas.En recompensa por la hazaña, los dirigentes del fútbol uruguayo se otorgaron a sí mismos medallas de oro. A los jugadores les dieron medallas de plata y algún dinero. El premio que recibió Obdulio le alcanzó para comprar un Ford del año 31, que fue robado a la semana.

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"A mediados de los años cincuenta, Peñarol firmó el primer contrato para lucir publicidad en las camisetas. Diez jugadores aparecieron con el nombre de una empresa en el pecho. Obdulio Varela, en cambio, jugó con la camiseta de siempre, y explicó:
- Antes, a los negros nos llevaban de una argolla en la nariz. Ese tiempo ya pasó."

viernes, 22 de agosto de 2008

"... a la prohibida aventura de la libertad"

El fútbol
Eduardo Galeano. El Fútbol a sol y sombra

La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez.
El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía.
Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.

sábado, 9 de agosto de 2008

¨Al pueblo, solo lo va a salvar el pueblo¨

De: http://bolivia.indymedia.org/

Detrás de la consigna “la derecha no pasará” se condensa la demanda histórica del pueblo boliviano por justicia, en el sentido amplio de la palabra. Fueron siglos de lucha indígena y popular que no pueden rifarse por el capricho de los intereses mezquinos de las oligarquías, en esta coyuntura cuando se juega el destino de la Patria.
Este 10 de agosto representa más que una votación, representa más que un acto eleccionario, representa ante todo la articulación de la voluntad colectiva en torno a las urnas que sólo son la forma democrática que el pueblo ha decidido adoptar para expresar su decisión hacia la continuidad de su larga lucha.


“Al pueblo, sólo le va a salvar al pueblo”
No se trata únicamente de respaldar con el voto a un gobierno o a una o dos personas; se trata de demostrar a los oligarcas —una vez más— que el pueblo boliviano es quien decide legítimamente su destino, así lo hizo en todas las batallas desde la llegada misma de los españoles a este territorio, pasando por la colonia y por la excluyente vida republicana. Así siempre se ha surcado la vida en este país. Así es el pueblo, incansable, indómito, insomne, inquebrantable.
Esta es la lección que el pueblo milenario dará a los “violentos” de ayer y hoy; a los enceguecidos por la ambición y el capital. Esos “violentos” foráneos, sin raíces y también a los faltos de espejos e historia. Esos son fácilmente identificables: Mario Cossío, Leopoldo Fernández, Rubén Costas, Ernesto Suárez, José Luis Paredes, Manfred Reyes Villa y, cómo no, Savina Cuellar.
Este referéndum revocatorio, además de su carácter histórico e inédito en Bolivia, marcará un paso fundamental en el rumbo del cambio y la transformación, pero sólo será un paso. Todo se puede esperar de los “violentos” y la conflictividad seguirá presente en la vida cotidiana, porque cuesta, y cómo cuesta, revertir más de 500 años. Como dijo el presidente Evo Morales, en el cierre de campaña en la ciudad de El Alto: “al pueblo, sólo le va a salvar al pueblo”.







VIVA EVO MORALES! VIVA BOLIVIA! FUERA YANQUIS DE AMERICA LATINA!

Cuervotomista